sábado, 13 de abril de 2013

El tratado de Utrecht


Introducción
La regulación oficial de la situación en la que quedaron los contendientes, se llevó a efecto mediante la firma de una serie de tratados de notable complejidad, tanto por su contenido como por su dilatado desarrollo cronológico, que tuvieron como escenario Utrecht, y paralelamente Rastatt.
Desde una fecha temprana como 1709 se establecieron los primeros contactos para regular la paz general, que no se convirtieron en algo más concreto hasta finales de 1711. En estas fechas el gobierno conservador inglés, abogando por la paz, inicio conversaciones con los franceses, y en 1712 fueron Francia y las Provincias unidas, las que se sentaron a la mesa de negociaciones de Utrecht.
El punto culmen de este de las negociaciones, se emplaza en la ciudad holandesa de Utrecht que supondría la paz firmada entre Inglaterra, Francia, las Provincias Unidas y España en  1713.

¿En qué consiste la paz Utrecht?
            Os remito a la Wikipedia, pues de todas la fuentes documentales donde he acudido, es donde mejor y más ordenado he encontrado el tema que nos ocupa.
            Si a alguien le causa urticaria citar y emplear la Wikipedia, le remito a la bibliografía con la que si quiere, podrá divertirse con el apasionante vodevil estratégico-político de Utrecht.  No empleo mi tiempo en la reelaboración de un trabajo que a mi juicio ya es lo suficientemente exhaustivo y claro; prefiero centrar mis fuerzas en el desarrollo de otras competencias de Bolonia.

La reorganización de Europa
La búsqueda de información a través de mis fuentes, me ha llevado a centrarme en la reorganización de Europa tras Utrecht.

Comienzo con la cita que leí en la exposición: En palabras de Jover Zamora y Hernández Sandoica, “fue una potencia extra-continental, Gran Bretaña, la que planificó mi equilibrio ponderado, basado en una hegemonía, que no era continental ni territorial, sino marítima y comercial”.

El equilibro que Gran Bretaña forjó, hundió sus raíces en dos ideas: la creación de los Estados-barrera y el control de las zonas de influencia marítimas.

Estados-Barrera
El funcionamiento de los estados barrera se sustenta en atribuir a una pequeña potencia, adecuadamente situada, una misión superior a sus propias fuerzas.  Es decir, si esa potencia se viera amenazada por la fuerza expansiva de la Francia de Luis XIV y por tanto de la Monarquía Hispánica, recurrirá, en aras de su seguridad nacional, a la potencia que pueda protegerlas contra esas veleidades, es decir, Inglaterra.
            Las zonas donde podía peligrar el equilibrio europeo eran los Países Bajos, los pasos alpinos y las zonas renanas del Rhin. En cada una de estas zonas creó un sistema de alianzas:        
La barrera de los Países Bajos, que eran codiciados por Holanda y Francia. Los Países Bajos pasaron a pertenecer a Austria para evitar que Francia y Holanda se enfrentaran bélicamente en esta zona; y por otro lado, Inglaterra se aseguraba un punto de fricción entre Holanda y Austria en caso de que Austria intentara un ensanchamiento de su imperio.
La barrera de Saboya. Saboya obtuvo el control de una barrera alpina, formada por varios fuertes que dificultaban cualquier iniciativa francesa hacia Italia, y una barrera italiana, al recibir el Piamonte, que impediría cualquier pretensión de Austria en esa zona.
La barrera renanaEsta barrera tiene varias vertientes, implicando a tres Estados que se interpondrían entre Francia, Holanda y Austria. El reino de Prusia recibió la zona del Alto Gtieldres, Neuchatel y Valencin, desde las que se vigilaba la posesión francesa del Franco Condado. A Baviera se le restituyeron sus dominios del Alto Palatinado, formando una barrera entre Francia, Prusia y Austria. Y, por último, los territorios del elector de Colonia jugaban un papel estratégico entre Holanda, Países Bajos, en posesión austriaca, y Francia.

Zonas de influencia marítima
            Para mantener el equilibrio continental debía hacer frente también del control marítimo. Los puntos conflictivos eran:
Los Estrechos daneses: Estos estrechos ponen en contacto al mar del Norte con el mar Báltico. Desde esta zona Gran Bretaña podía vigilar las acciones de Rusia, Finlandia y Suecia.
El Estrecho de Gibraltar: permitía controlar el comercio con el Atlántico y con el Mediterráneo occidental, y, por otro lado teniendo como aliada a Portugal, podía tener bajo control el comercio americano y la puerta abierta a España en caso de una nueva confrontación internacional.
Los Estrechos de Sicilia y Mesina que aunque no eran posesión de Inglaterra, ejercía mucho presión sobre Saboya, que desde Utrecht tenía a Sicilia, en detrimento de España. 

Reflexiones sobre Utrecht
La nueva configuración geográfica de Europa nacida de Utrecht sustentada en el equilibrio, se mantendrá hasta que Napoleón apareciera en el escenario Europeo. Pero esa política de equilibro no es la única consecuencia que brota de Utrecht.

Holanda, desde el comienzo, fue la única capaz de hacer frente a la potencia marítima de Gran Bretaña. Tras la guerra, desapareció del mapa comercial, al verse privada de todos los privilegios que había gozado hasta entonces. Arruinada por la larga lucha que tuvo que mantener en sus propias fronteras para asegurar su supervivencia y muy mermada y debilitada su flota, se sumió en una larga decadencia de la que difícilmente se recuperó, pasando de ser una gran potencia a una potencia de tercer orden en la nueva sociedad surgida de Utrecht.

A Prusia, en cambio, la Paz de Utrecht le reservó un papel protagonista en el mantenimiento del equilibrio creado por Gran Bretaña. Prusia estaba destinada a ser una gran potencia mundial y a influir en el futuro de Europa.

Por otro lado, nuevas potencias comenzaron a surgir en el panorama europea del siglo XVIII. Rusia rivalizaría en la zona del Báltico con Suecia.
En la zona oriental del mediterráneo, el imperio otomano mermaba en tanto las ambiciones austriacas aumentaban, y en el dominio del mediterráneo oriental le cedía el testigo a Inglaterra, que poseía una flota mucho más potente.
Italia fue dividida en pro de los intereses británicos, convirtiéndose en un hervidero de intrigas políticas a punto de estallar.

España, por último, quedaría relegada a una potencia de segundo orden, que aunque seguía teniendo un papel de gran importancia en el panorama europeo, no era tan determinante como antes de Utrecht y de la guerra de sucesión. Despojada de sus reinos Europeos y de cierto privilegios marítimos, que serian a la larga más perniciosos, sería la primera en cuestionar los Tratados de Utrecht, surgiendo así, nuevos puntos de enfrentamiento entre España y el resto de Europa.

Bibliografía
-       ANES, Gonzalo. Historia de España. Volumen 4: El Siglo de las Luces. Artola, Miguel (Dir.). Madrid: Alianza, 1994.
-      CALVO, José. La guerra de Sucesión. 2da ed. Madrid: Anaya, 1993.
-   ANGUITA OLMEDO, Concepción. La cuestión de Gibraltar. Orígenes del problema y propuestas de restitución (1704-1900). Director: Felipe Maraña Marcos. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, ¿?.
-       Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Traado_de_Utrecht

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