Introducción
La regulación
oficial de la situación en la que quedaron los contendientes, se llevó a efecto
mediante la firma de una serie de tratados de notable complejidad, tanto por su
contenido como por su dilatado desarrollo cronológico, que tuvieron como
escenario Utrecht, y paralelamente Rastatt.
Desde una fecha
temprana como 1709 se establecieron los primeros contactos para regular la paz
general, que no se convirtieron en algo más concreto hasta finales de 1711. En
estas fechas el gobierno conservador inglés, abogando por la paz, inicio
conversaciones con los franceses, y en 1712 fueron Francia y las Provincias
unidas, las que se sentaron a la mesa de negociaciones de Utrecht.
El punto culmen
de este de las negociaciones, se emplaza en la ciudad holandesa de Utrecht que
supondría la paz firmada entre Inglaterra, Francia, las Provincias Unidas y
España en 1713.
¿En qué consiste la paz Utrecht?
Os remito a la
Wikipedia, pues de todas la fuentes documentales donde he acudido, es donde
mejor y más ordenado he encontrado el tema que nos ocupa.
Si
a alguien le causa urticaria citar y emplear la Wikipedia, le remito a la
bibliografía con la que si quiere, podrá divertirse con el apasionante vodevil
estratégico-político de Utrecht. No
empleo mi tiempo en la reelaboración de un trabajo que a mi juicio ya es lo
suficientemente exhaustivo y claro; prefiero centrar mis fuerzas en el
desarrollo de otras competencias de Bolonia.
La reorganización de Europa
La búsqueda de
información a través de mis fuentes, me ha llevado a centrarme en la
reorganización de Europa tras Utrecht.
Comienzo con la cita
que leí en la exposición: En palabras de Jover Zamora y Hernández Sandoica, “fue
una potencia extra-continental, Gran Bretaña, la que planificó mi equilibrio
ponderado, basado en una hegemonía, que no era continental ni territorial, sino
marítima y comercial”.
El equilibro que Gran Bretaña
forjó, hundió sus raíces en dos ideas: la creación de los Estados-barrera y el
control de las zonas de influencia marítimas.
Estados-Barrera
El funcionamiento de
los estados barrera se sustenta en atribuir a una pequeña potencia,
adecuadamente situada, una misión superior a sus propias fuerzas. Es decir, si esa potencia se viera amenazada por la
fuerza expansiva de la Francia de Luis XIV y por tanto de la Monarquía
Hispánica, recurrirá, en aras de su seguridad nacional, a la potencia que pueda
protegerlas contra esas veleidades, es decir, Inglaterra.
Las
zonas donde podía peligrar el equilibrio europeo eran los Países Bajos, los
pasos alpinos y las zonas renanas del Rhin. En cada una de estas zonas creó un
sistema de alianzas:
La barrera de los Países Bajos, que eran
codiciados por Holanda y Francia. Los Países Bajos pasaron a pertenecer a
Austria para evitar que Francia y Holanda se enfrentaran bélicamente en esta
zona; y por otro lado, Inglaterra se aseguraba un punto de fricción entre Holanda y Austria en
caso de que Austria intentara un ensanchamiento de su imperio.
La barrera de Saboya. Saboya obtuvo el
control de una barrera alpina, formada por varios fuertes que dificultaban
cualquier iniciativa francesa hacia Italia, y una barrera italiana, al recibir
el Piamonte, que impediría cualquier pretensión de Austria en esa zona.
La barrera renana. Esta barrera tiene varias vertientes, implicando a tres Estados que se interpondrían entre Francia, Holanda y Austria. El reino de Prusia recibió la zona del Alto Gtieldres, Neuchatel y Valencin, desde las que se vigilaba la posesión francesa del Franco Condado. A Baviera se le restituyeron sus dominios del Alto Palatinado, formando una barrera entre Francia, Prusia y Austria. Y, por último, los territorios del elector de Colonia jugaban un papel estratégico entre Holanda, Países Bajos, en posesión austriaca, y Francia.
Zonas de influencia marítima
Para
mantener el equilibrio continental debía hacer frente también del control
marítimo. Los puntos conflictivos eran:
Los Estrechos daneses: Estos estrechos ponen en contacto al mar del
Norte con el mar Báltico. Desde esta zona Gran Bretaña podía vigilar las
acciones de Rusia, Finlandia y Suecia.
El Estrecho de Gibraltar: permitía controlar el comercio con el
Atlántico y con el Mediterráneo occidental, y, por otro lado teniendo como
aliada a Portugal, podía tener bajo control el comercio americano y la puerta
abierta a España en caso de una nueva confrontación internacional.
Los Estrechos de Sicilia y Mesina que aunque no eran posesión de
Inglaterra, ejercía mucho presión sobre Saboya, que desde Utrecht tenía a Sicilia, en detrimento de España.
Reflexiones sobre Utrecht
La nueva configuración
geográfica de Europa nacida de Utrecht sustentada en el equilibrio, se mantendrá
hasta que Napoleón apareciera en el escenario Europeo. Pero esa política de
equilibro no es la única consecuencia que brota de Utrecht.
Holanda, desde el comienzo, fue
la única capaz de hacer frente a la potencia marítima de Gran Bretaña. Tras la
guerra, desapareció del mapa comercial, al verse privada de todos los
privilegios que había gozado hasta entonces. Arruinada por la larga lucha que
tuvo que mantener en sus propias fronteras para asegurar su supervivencia y muy
mermada y debilitada su flota, se sumió en una larga decadencia de la que difícilmente
se recuperó, pasando de ser una gran potencia a una potencia de tercer orden en
la nueva sociedad surgida de Utrecht.
A Prusia, en cambio, la Paz de
Utrecht le reservó un papel protagonista en el mantenimiento del equilibrio
creado por Gran Bretaña. Prusia estaba destinada a ser una gran potencia
mundial y a influir en el futuro de Europa.
Por otro lado, nuevas potencias
comenzaron a surgir en el panorama europea del siglo XVIII. Rusia rivalizaría
en la zona del Báltico con Suecia.
En la zona oriental del mediterráneo,
el imperio otomano mermaba en tanto las ambiciones austriacas aumentaban, y en el dominio del mediterráneo oriental le cedía el testigo a Inglaterra, que poseía una flota mucho más potente.
Italia fue dividida en pro de los
intereses británicos, convirtiéndose en un hervidero de intrigas políticas a
punto de estallar.
España, por último, quedaría relegada
a una potencia de segundo orden, que aunque seguía teniendo un papel de gran
importancia en el panorama europeo, no era tan determinante como antes de
Utrecht y de la guerra de sucesión. Despojada de sus reinos Europeos
y de cierto privilegios marítimos, que serian a la larga más perniciosos,
sería la primera en cuestionar los Tratados de Utrecht, surgiendo así, nuevos
puntos de enfrentamiento entre España y el resto de Europa.
Bibliografía
- ANES, Gonzalo. Historia de España. Volumen 4: El Siglo de las Luces. Artola, Miguel (Dir.). Madrid: Alianza, 1994.
- CALVO, José. La guerra de Sucesión. 2da ed. Madrid: Anaya, 1993.
- ANGUITA OLMEDO, Concepción. La cuestión de Gibraltar. Orígenes del
problema y propuestas de restitución (1704-1900). Director: Felipe Maraña
Marcos. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Derecho
Internacional Público y Relaciones Internacionales, ¿?.
- Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Traado_de_Utrecht
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