A lo largo del siglo XVIII se dan una serie de cambios en el panorama general del norte de África que sentarían las bases para la posterior llegada y colonización de estos territorios por parte de los europeos. Hay dos factores muy importantes que influencian sobremanera: el gran desarrollo desde el punto de vista económico, demográfico, social y político que experimenta el continente europeo y la pérdida de poder del imperio turco que durante tantos siglos había supuesto una constante amenaza para Europa.
En Europa, a lo largo del siglo XVIII, habían tenido
lugar importantes revoluciones como, por ejemplo, la francesa, cuyas
consecuencias están presentes en los sistemas democráticos de hoy en día de
nuestro continente. Por otro lado, la Revolución Industrial, que comienza a
mediados del siglo XVII en Gran Bretaña, supuso el mayor cambio social y
tecnológico que la humanidad jamás había experimentado. Gracias a la mejora de
la tecnología, con la aparición de nuevos inventos, el comercio se vio desarrollado
como nunca antes, como consecuencia de una producción más eficaz y un
intercambio de los productos de manera más rápida. Por otro lado, la población
del continente se vio incrementada en su número gracias al descenso de la tasa
de mortalidad por una mejora en la higiene y en la alimentación.
Sin embargo, la situación en el norte de África era
bien distinta. Su población se vio reducida por la peste bubónica, que ya había
conseguido ser radicada en Europa. Por otro lado, estos territorios tenían una
dependencia comercial de Europa pues los ingresos provenientes de la piratería
habían disminuido de manera notable. A todo esto hay que sumarle la pérdida de
influencia del Imperio Turco sobre estos territorios, que habían sido
controlados por éste durante un largo periodo de tiempo. El norte de África
cada vez se iba haciendo más independiente de los turcos y las élites locales
que controlaban estos territorios acabaron por ser completamente autónomos.
Como ya sabemos, la unión hace la fuerza.
Así, esta situación de búsqueda de independencia
territorial y política con respecto al Imperio Turco se daba en zonas como en
Argelia. Por otro lado, Egipto estaba bajo dominio británico como parte del
proceso de colonización europea. Sin embargo, Marruecos era un reino
independiente que contaba con su propia dinastía que tomó el poder en el siglo
XVI y que sigue en el trono hoy en día. La población de estos territorios
africanos estaba organizada en su mayoría por clanes y tribus nómadas cuyo
concepto de familia está bastante más
desarrollado y resulta más complejo que el concepto de familia europea.
Con la colonización por parte de los europeos de
estos territorios del norte de África y su posterior descolonización han
surgido una serie de conflictos que todavía hoy en día siguen presentes y
forman parte de la actualidad aunque en demasiadas ocasiones sean ignorados o
desconocidos por la mayor parte de nosotros.
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